domingo, 11 de abril de 2010

Esta lucha del hijo de Dios no va unida a tristes renuncias, a oscuras
resignaciones, a privaciones de alegría: es la reacción del enamorado,
que mientras trabaja y mientras descansa, mientras goza y mientras
padece, pone su pensamiento en la persona amada, y por ella se enfrenta
gustosamente con los diferentes problemas.
San Jose Maria Escrivá