martes, 24 de febrero de 2009

claudia, me ayudó a ver el paraíso.

Mayo de 2003
Sin control iba, como oveja perdida. Llegué a tener en mí esa visión de arrogancia ante el mundo. Como si pudiese hacer todo lo que quisiera. Como si el mundo fuera mío. Y en un resbalón, pasó lo siguiente.

Mi amiga se llamaba Claudia. La vida nos unió porque estábamos estudiando arquitectura junta. Durante dos semanas, sentí pensar como ella. Cuando uno pasa tanto tiempo y escucha y respira el mismo aire. Pasábamos días y noches confidenciándonos los sueños, las tristezas y las alegrías. Me quedaba a dormir mucho en la casa de ella. Acompañándola porque me lo pedía, por alguna razón me necesitaba. Acabamos la arquitortura, habíamos dejado la maqueta que hicimos juntas sobre la mesa de corrección, y en la noche íbamos a ir a una fiesta. Esa noche, entre tanto y tanto, se hicieron 3 am y nos regresábamos del rave, con el enamorado de otra gran amiga. Me subí al carro primero y elegí sentarme a un lado de la parte de atrás, luego se subió Claudia y se sentó en el otro lado, Cris se sentó adelante. Una, dos, tres o cuatro cuadras pasaron, hasta que pufff! Nos chocaron, empezó una montaña rusa mental y física, con sonidos de una película de terror, y con la sensación de vulnerabilidad total. El primer golpe lo dijo todo, fue atroz. Muy fuerte, esperaría la peor caída. Sabía que me estaba golpeando contra todo, y no sabía dónde estaba, solo quería que pare. Lo único que tenía en la cabeza es un apego total a la vida. Solo por una razón; mi madre. Yo no le podía hacer eso. Entonces me acuerdo haber gritado perdón, perdón, perdón a Dios por todo, y maaaama! Que Dios me dé otra oportunidad tenía que llegar a casa. Vi la vida de mi madre sin mí y vino a mí una fuerza sobrenatural, a la que me postré de rodillas a pedirle que me dé otra oportunidad. Entendí con una fuerza absoluta lo que realmente me importa del mundo, y es tan simple.
¡Cómo imploraba existencia mientras todo sonaba a destrucción! De repente abrí los ojos, y ví el pavimento. Fui recuperando mi vida segundo a segundo, realizando que todo pasó. Iba notando que cada parte de mi cuerpo estaba intacto aunque no sentía bien mis piernas. Estaba completamente golpeada. Vino Chris y me abrazó, estaba llorando y gritaba por Claudia. Dijo que estaba mal. Clau estaba media cuadra antes. No realicé el alcance de todo eso. Y vino alguien y me miraba llorando, su mirada me transmitió todo lo que estaba pasando y yo no quería entender.

Tenía miedo de llamar a mi mamá, sé que se iba a preocupar y yo pensaba que en segundos todo pasaría, hice que llamen a mi padre. Me subieron en una ambulancia, no podía yo creer que esta historia me esté pasando ahora a mí. ¡Y cuánto advierten de accidentes los medios!, Pensé que no me tocaría a mí jamás.

A penas llegué a emergencias nos pusieron cerca a Claudia y a mí, pero yo no la veía. Al poco la mamá de Claudia, pegó un grito destemplado seguido por un llanto. Dios mío aún yo no me imaginaba lo estaba pasando, Claudia nos estaba dejando en esos momentos, o talvez ya no estaba con nosotros.

La historia sigue en intentos por recuperarla, pero ya se había ido. Entendí lo significa llorar y entendí unas pocas cosas más.